Colombia – Miguel Uribe Turbay, senador y precandidato presidencial, falleció en la madrugada del lunes 11 de agosto de 2025, a los 39 años, tras permanecer más de dos meses en estado crítico por las heridas sufridas en un atentado armado en Bogotá.
El deceso ocurrió en la Clínica Fundación Santa Fe, donde el dirigente político estaba hospitalizado desde el 7 de junio, día en que recibió tres impactos de bala dos en la cabeza y uno en la pierna durante un mitin en el Parque El Golfito, en el barrio Modelia de la localidad de Fontibón.
Los médicos le practicaron múltiples cirugías para controlar un sangrado intracerebral y reducir la inflamación causada por los proyectiles. A pesar de los esfuerzos, su estado se agravó en los últimos días por una hemorragia cerebral masiva que comprometió sus signos vitales.
Las autoridades confirmaron que el presunto agresor es un adolescente de 14 años, capturado en el lugar de los hechos. La Fiscalía General de la Nación investiga la participación de al menos diez personas, incluido un posible autor intelectual, en un caso que ha reavivado el debate sobre la violencia política en Colombia.
Uribe Turbay, abogado de la Universidad de los Andes y magíster en Políticas Públicas de la Universidad de Harvard, pertenecía a una familia con amplia trayectoria en la vida nacional. Era hijo de la periodista Diana Turbay, asesinada en 1991, y nieto del expresidente Julio César Turbay Ayala.
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Su carrera pública incluyó periodos como concejal de Bogotá y secretario de Gobierno durante la administración de Enrique Peñalosa. En 2022 llegó al Senado por el partido Centro Democrático, y en marzo de 2025 oficializó su precandidatura presidencial.
El día del atentado, Uribe Turbay realizaba un acto proselitista frente a simpatizantes y líderes comunitarios. Testigos relataron que el atacante se acercó fingiendo ser parte del público y disparó a corta distancia. "Escuchamos tres detonaciones y todo fue caos", dijo a medios un asistente al evento.
Tras el ataque, fue trasladado inicialmente al Hospital de Fontibón y luego remitido a la Fundación Santa Fe, donde se le practicaron neurocirugías de emergencia. Su equipo de campaña informó que estuvo bajo sedación profunda y ventilación mecánica desde el primer día.
El presidente Gustavo Petro expresó sus condolencias a la familia y pidió celeridad en las investigaciones. Desde la oposición, figuras como Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque rechazaron el crimen y advirtieron que el país enfrenta un repunte de la violencia contra líderes políticos.
Miles de ciudadanos participaron en vigilias y actos simbólicos para rendir homenaje al senador. La Plaza de Bolívar y varios parques de Bogotá fueron escenario de concentraciones silenciosas, con velas y fotografías del dirigente.
En junio, semanas después del atentado, se realizó una "Marcha del Silencio" que reunió a miles de personas en varias ciudades, en rechazo a los ataques políticos y a favor de la protección de los candidatos en campaña.
La Fiscalía ha señalado que sigue recabando pruebas testimoniales y técnicas, mientras que el adolescente capturado fue puesto a disposición de un juez especializado en responsabilidad penal para menores.
Analistas consultados destacan que el asesinato de Uribe Turbay revive la memoria de magnicidios como los de Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro en la década de 1980 y comienzos de 1990. Advierten que los riesgos para líderes políticos se mantienen altos en medio de un clima electoral polarizado.
En su vida personal, Miguel Uribe Turbay era reconocido por su cercanía con la comunidad y su activa presencia en redes sociales, donde defendía políticas de seguridad ciudadana, reformas económicas y fortalecimiento institucional.
Al cierre de esta edición, la familia del senador no ha anunciado la fecha de las exequias. El Congreso de la República prepara un acto solemne para rendirle homenaje póstumo en el Capitolio Nacional.
La investigación judicial continuará para esclarecer las motivaciones y responsabilidades detrás del ataque. Las autoridades no descartan que el crimen tenga vínculos con estructuras criminales organizadas, aunque no se han revelado conclusiones definitivas.
En su último discurso público, el 7 de junio, Miguel Uribe llamó a la unidad política: "Colombia necesita que nos respetemos en la diferencia y que no caigamos en la trampa de la violencia". Sus palabras, ahora, resuenan con fuerza en un país que aún busca superar décadas de confrontación.
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