Paracetamol en embarazo ligado a más autismo

Paracetamol en embarazo ligado a más autismo
Lunes, Septiembre 22, 2025 - 06:00

Paracetamol en embarazo ligado a más autismo

Estados Unidos anunciará advertencia sobre Tylenol, conocido como acetaminofén, tras estudios que lo asocian con mayor diagnóstico de autismo en hijos de mujeres embarazadas
Lunes, Septiembre 22, 2025 - 06:00
Mujer embarazada con píldoras de acetaminofen / Tylenol

Washington, Estados Unidos – Un anuncio que promete sacudir la rutina de millones de familias está a punto de salir de la Casa Blanca. La administración del presidente Donald Trump se prepara para advertir a las mujeres embarazadas sobre el uso de Tylenol, el analgésico más popular en Estados Unidos, conocido en Colombia y gran parte de América Latina como paracetamol o acetaminofén. El mensaje es claro: habría un riesgo de asociación entre su consumo durante la gestación y un mayor diagnóstico de autismo en los hijos.

El anuncio, adelantado por Trump en un evento público y filtrado a medios como The Washington Post y CNBC, llegaría esta misma semana con el respaldo del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Y no se trata de un simple comunicado técnico: el gobierno planea emitir lineamientos federales que podrían cambiar la forma en que millones de mujeres embarazadas enfrentan algo tan cotidiano como una fiebre o un dolor de cabeza.

La idea es directa, pero al mismo tiempo inquietante. Trump lo presentó con tintes grandilocuentes: “Mañana tendremos uno de los anuncios más importantes médicamente, creo, en la historia de nuestro país”, aseguró en un discurso. La Casa Blanca ya lo vende como un giro en la conversación sobre el autismo, un trastorno que cada vez se diagnostica más en Estados Unidos y que preocupa a familias, médicos y autoridades.

Una recomendación que toca la vida diaria

Durante décadas, el acetaminofén ha sido el “comodín” en los botiquines familiares. Seguro, barato y recomendado por médicos, era la opción de confianza para mujeres embarazadas frente a otros fármacos más agresivos como el ibuprofeno. Por eso la medida no solo agita el ámbito científico: tiene un impacto directo en el día a día de cualquier hogar. ¿Qué tomarán ahora las futuras madres cuando la fiebre aparezca en la madrugada? ¿Qué alternativa tendrán frente a una migraña?

De acuerdo con filtraciones del propio gobierno, la advertencia incluiría sugerencias de limitar el uso de Tylenol en las primeras etapas del embarazo, salvo casos de fiebre alta. A cambio, se mencionarían otras opciones de manejo del dolor. Aunque los detalles completos del documento no se han publicado, el solo anticipo ya genera debate en clínicas y hospitales.

La ciencia bajo la lupa

El HHS se apoya en una serie de estudios recientes que detectaron asociaciones estadísticas entre el uso prolongado de paracetamol en el embarazo y un mayor riesgo de autismo en los hijos. Investigadores de Harvard y Mount Sinai han publicado revisiones en esa línea, pero el consenso médico aún insiste: correlación no significa causalidad. Es decir, no hay pruebas concluyentes de que el medicamento provoque el trastorno.

Voces del sector científico lo expresan con cautela. “Los datos sugieren un patrón, pero todavía no podemos afirmar que exista un vínculo directo”, señalaron especialistas consultados por The Washington Post. A su juicio, faltan ensayos más amplios y concluyentes para respaldar un cambio radical en las guías médicas.

Mientras tanto, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) mantiene silencio. Hasta ahora no ha emitido comunicados oficiales ni cambios regulatorios inmediatos. Sin embargo, según fuentes citadas por CNBC, la agencia revisa posibles redacciones para nuevas advertencias que podrían llegar a las etiquetas del producto.

Impacto en la industria y las familias

El anuncio de Trump no solo se centra en restringir. También busca ofrecer un respiro: el gobierno promueve el uso de la leucovorina, un fármaco poco conocido en el mundo comercial, como posible tratamiento para niños con autismo. Este medicamento, usado tradicionalmente para contrarrestar efectos secundarios de quimioterapias y tratar deficiencia de vitamina B9, ha mostrado en ensayos clínicos controlados mejoras en la comunicación y el lenguaje de algunos niños.

La sola mención de la leucovorina en un escenario presidencial convierte a un medicamento casi de nicho en tema de conversación global. Expertos celebran la investigación, pero advierten que los ensayos aún son limitados y no pueden presentarse como solución definitiva. Aun así, la apuesta del gobierno le da un aire glamoroso de “tratamiento revolucionario” que se cuela en los titulares.

En paralelo, Tylenol y la industria farmacéutica han reaccionado con cautela. Ejecutivos de la marca se reunieron con la administración Trump en semanas recientes para expresar sus reservas. Una advertencia federal sobre un producto tan masivo podría trastocar el mercado de analgésicos, generar desconfianza en millones de consumidores y obligar a cambios de estrategia en ventas y marketing.

Pero el golpe emocional se mide mejor en las familias. Para muchas madres, la pastilla de acetaminofén era la opción “permitida” durante los meses de gestación. Cambiar esa percepción implica revisar rutinas, hábitos de cuidado y hasta consejos transmitidos de generación en generación.

La agenda política detrás del anuncio

El autismo ha sido convertido en prioridad absoluta por Donald Trump y sus aliados. El secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., el comisionado de la FDA, Marty Makary, y el director de los Institutos Nacionales de Salud, Jay Bhattacharya, han hecho del tema un eje de trabajo. De hecho, los NIH anunciarán el financiamiento de 13 equipos de investigación especializados en causas y tratamientos.

El tema también toca fibras políticas sensibles. Kennedy ha insistido durante años en teorías que vinculan el autismo con factores externos, incluidas las vacunas, aunque estudios internacionales han descartado esa relación. Su presencia al frente del HHS alimenta el debate sobre si la ciencia está guiando las decisiones o si la política marca el rumbo.

Según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), uno de cada 31 niños de 8 años en Estados Unidos tiene diagnóstico de autismo, frente a uno de cada 150 en el año 2000. El aumento se explica en parte por mejores pruebas y más conciencia pública, pero expertos señalan que también hay factores ambientales y genéticos involucrados.

Con este panorama, la medida de Trump no solo es un anuncio técnico: es un movimiento que toca la fibra de la vida cotidiana, los hábitos de salud y la confianza en la ciencia. Lo que se diga desde la Casa Blanca esta semana podría cambiar para siempre la forma en que millones de mujeres embarazadas miran una simple tableta blanca guardada en sus botiquines.

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