Colombia – Comercializar carne sin respetar la cadena de frío representa un riesgo real para la salud pública, y hoy las autoridades sanitarias en el país intensifican los llamados a reforzar los controles en toda la cadena cárnica, desde las plantas de beneficio hasta los puntos de venta al detal.
En regiones como Barranquilla y el Caribe colombiano, donde las altas temperaturas son permanentes durante todo el año, el riesgo de descomposición de la carne se multiplica cuando no se respetan las condiciones de refrigeración. La exposición al ambiente caluroso acelera el deterioro del producto, lo que puede derivar en graves consecuencias para la salud de los consumidores.
La exigencia es clara: la carne que se vende en Colombia debe mantenerse bajo refrigeración o congelación, manipulada con higiene y producida bajo Buenas Prácticas de Manufactura (BPM). También es indispensable que el personal esté capacitado para manejar alimentos de forma segura.
Este llamado no recae únicamente en las autoridades. El consumidor también juega un papel central. Comprar en lugares autorizados, exigir etiquetas claras y saber reconocer una carne en buen estado puede marcar la diferencia entre una comida segura y una intoxicación grave.
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La refrigeración no es un lujo ni una recomendación. Es un requisito sanitario esencial. La carne expuesta al ambiente se convierte en terreno fértil para bacterias como E. coli, salmonella o listeria, que pueden causar desde diarreas hasta infecciones severas.
Para minimizar los riesgos, se recomienda a la población verificar siempre las condiciones del producto:
• El olor debe ser neutro, sin aromas fuertes o desagradables.
• El color debe mantenerse rojo brillante, sin tonos marrones ni verdosos.
• La textura debe sentirse firme, nunca viscosa ni pegajosa.
• El producto debe estar refrigerado o congelado, no al ambiente.
• Si está empacado, debe mostrar claramente el lote, fecha de beneficio, fecha de vencimiento y condiciones de conservación.
Los puntos de venta también son clave. Supermercados, galerías, tiendas de barrio y expendios de carne están sujetos a vigilancia sanitaria, que deben realizar las Entidades Territoriales de Salud (ETS). Estas instituciones son las responsables de hacer cumplir las normas y garantizar que el producto llegue en condiciones seguras al consumidor.
Pero hay un enemigo silencioso que sigue ganando terreno: la carne de origen ilegal. Proveniente de mataderos clandestinos o distribuida por redes de contrabando, esta carne no pasa por ningún control de calidad, y su consumo representa una amenaza directa a la salud pública.
Frente a esto, se han activado Mesas Regionales contra la Ilegalidad y la Clandestinidad en la Cadena Cárnica, donde se articulan instituciones, gremios y gobiernos locales para definir acciones de control y promover la formalización del sector.
Además, se han desplegado campañas pedagógicas orientadas al consumidor, promoviendo hábitos de compra informada y responsable. Parte de estas acciones buscan enseñarle a la ciudadanía a reconocer una carne confiable y a desconfiar de productos sin trazabilidad.
El mensaje desde el sector salud es claro: no basta con sancionar, también hay que prevenir. Por eso, la educación al consumidor es una pieza clave en esta estrategia.
Quienes detecten irregularidades pueden reportarlas ante las Entidades Territoriales de Salud de su municipio o departamento. La venta informal de carnes en zonas públicas, especialmente en puntos cercanos a eventos masivos como partidos, ferias o fiestas patronales, suele carecer de controles mínimos. En muchos casos, los vendedores adquieren carne de procedencia desconocida o la almacenan en neveras portátiles sin hielo suficiente. Además, la rotación rápida de productos impide que se apliquen controles sanitarios previos, favoreciendo que el producto contaminado llegue directamente al consumidor.
Ante este panorama, el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) viene adelantando una campaña de concientización a nivel nacional, con énfasis especial en zonas de clima cálido como la región Caribe. La campaña, que se difunde en medios tradicionales y digitales, invita a los ciudadanos a revisar las condiciones de manipulación y conservación de las carnes antes de comprarlas o consumirlas. También se ha enfocado en capacitar a pequeños comerciantes y expendedores informales sobre los mínimos requerimientos sanitarios que deben garantizarse, especialmente durante los picos de calor.
Las acciones pedagógicas del Invima incluyen visitas a plazas de mercado, distribución de afiches en terminales de transporte y ferias populares, y charlas en instituciones educativas. Bajo el liderazgo del director general **Francisco Rossi Buenaventura**, la entidad insiste en que “la prevención parte del conocimiento” y anima a todos a actuar con responsabilidad.
Quienes detecten irregularidades pueden reportarlas ante las Entidades Territoriales de Salud de su municipio o departamento, o escribir al correo **contactoets@invima.gov.co** para alertar sobre expendios clandestinos, carne expuesta al sol o cualquier situación que represente un riesgo para la salud pública.