El duelo es un proceso emocional y psicológico que enfrentamos tras una pérdida significativa, como la muerte de un ser querido. Existen diferentes tipos de duelo, según su naturaleza y manifestación.
-El duelo anticipado: ocurre antes de la pérdida, como en enfermedades terminales, permitiendo cierta preparación emocional. (Maria Claudia como lo dijo en la entrevista, dos meses para prepararse).
-El duelo normal: implica etapas como negación, ira, negociación, depresión y aceptación, aunque no todos las experimentan linealmente. El duelo complicado es más prolongado e intenso, pudiendo derivar en trastornos psicológicos.
-El duelo silenciado: se da cuando la persona reprime sus emociones, aparentando indiferencia.
Algunas personas parecen no sufrir tras la muerte de un ser querido debido a mecanismos de defensa como la negación o disociación, que bloquean temporalmente el dolor. Esto puede deberse a traumas previos, personalidades evitativas o contextos culturales que desincentivan expresar emociones. También, el duelo puede manifestarse de forma privada o retrasada, dando la impresión de insensibilidad, aunque internamente el dolor esté presente.
La ira y el odio durante el duelo son respuestas comunes, especialmente en la etapa de enojo. Pueden dirigirse hacia uno mismo, los demás, la persona fallecida o incluso la vida misma. Estas emociones surgen de la frustración, la impotencia o la percepción de injusticia ante la pérdida. La ira actúa como una válvula de escape para el dolor abrumador, aunque puede complicar el proceso si no se gestiona adecuadamente.
En resumen, el duelo varía según la persona, su contexto y la naturaleza de la pérdida. La aparente falta de dolor o la presencia de ira no implica ausencia de amor, sino formas distintas de procesar una experiencia universalmente humana.