La noche del pasado sábado se convirtió en un escenario de caos y preocupación en Barranquilla y Soledad, mientras miles de motociclistas inundaron las calles de estas ciudades, desafiando la capacidad de respuesta de la Policía Nacional y sembrando el temor entre los residentes. Lo que es aún más alarmante es que este no es un evento aislado; es la tercera vez que esta oleada de motociclistas causa estragos en la región.
En un espectáculo sin precedentes, se estima que más de 5,000 motocicletas se congregaron en puntos estratégicos de la ciudad, incluyendo la Vía 40, la Calle 30, la Carrera 46 y otras vías principales. Sin embargo, la magnitud del evento sobrepasó la capacidad de reacción de las autoridades, lo que generó inquietud en la comunidad.
Los informes de la ciudadanía no tardaron en llegar, denunciando atracos y conductas temerarias por parte de estos grupos de motociclistas. Testigos aseguran que muchos de ellos circulaban sin casco, transportando a tres personas en una moto, desobedeciendo semáforos en rojo y desafiando abiertamente las normas de tránsito.
El caos se intensificó con la noticia de que un grupo de al menos ocho motos estaba llevando a cabo atracos en los conjuntos residenciales de Miramar. En esta ola de inseguridad, los asaltantes se desplazaban de dos en dos en cada moto, y algunos portaban armas de fuego. Los residentes de la zona vivieron momentos de terror cuando estos delincuentes se abalanzaron sobre vehículos en pleno tráfico.
La problemática no se limita a los sábados, ya que los jueves los motociclistas parecen campar a sus anchas en Pradomar, Puerto Colombia. Allí, no respetan las normas de tránsito, circulan sin casco, cometen imprudencias en la vía al mar, atropellan animales y realizan atracos en la zona portuaria.
Este evento sin precedentes ha generado una gran preocupación y ha llamado la atención sobre la necesidad de una acción inmediata y coordinada por parte de las autoridades. La inseguridad en estas ciudades se ha convertido en un desafío que exige soluciones efectivas para restaurar la tranquilidad y el bienestar de los habitantes. La comunidad se pregunta si esta oleada de motociclistas continuará desafiando la seguridad de Barranquilla y Soledad.
