Medellín, Antioquia – Nueve jefes de bandas criminales presos en la cárcel de Itagüí asistieron el sábado al mitin convocado por el presidente Gustavo Petro en la plazoleta de La Alpujarra, en el centro de Medellín. La presencia de estos líderes de estructuras armadas causó reacciones inmediatas entre las autoridades locales y generó inquietud nacional sobre los alcances del proceso de paz urbana que promueve el Gobierno.
Los jefes criminales, José Leonardo Muñoz Martínez, alias Douglas; Juan Carlos Mesa Vallejo, alias Tom; Freyner Alfonso Ramírez García, alias Carlos Pesebre; Jorge de Jesús Vallejo Alarcón, alias Vallejo; Dayron Alberto Muñoz Torres, alias El Indio; Wálter Alonso Román Jiménez, alias El Tigre o Ramón Chaqueta; Juan Camilo Rendón Castro, alias El Saya; Alber Antonio Henao Acevedo, alias Albert y Juan Fernando Álvarez, alias Juan 23., fueron trasladados en vehículos del Inpec y subieron a la tarima donde minutos después hablaría el mandatario. Frente a una multitud, y con transmisiones por los canales públicos, los capos se dirigieron al presidente Petro para expresar sus críticas por la lentitud del proceso de negociación que adelanta el Gobierno con bandas del Valle de Aburrá.
"Que esto no se quede en un esfuerzo más", dijo uno de los cabecillas, en una intervención que fue transmitida antes del discurso presidencial. Varios de ellos vestían camisetas blancas con mensajes relacionados a la mesa de paz urbana, y estaban acompañados por grupos de jóvenes identificados con nombres de barrios populares de Medellín. Algunos asistentes llevaron pancartas con mensajes de apoyo a los cabecillas, como “Aranjuez Te Quiere”, en referencia a alias Douglas.
La convocatoria, organizada por el Ejecutivo, sirvió también para que el presidente reafirmara su compromiso con la paz total. En su discurso, Petro anunció que evalúa visitar la cárcel de Itagüí junto a la fiscal general, Adriana Camargo, para revisar alternativas normativas que faciliten la dejación de armas por parte de estas estructuras. La propuesta fue enunciada poco después de ordenar la concentración de mandos militares en el aeropuerto Olaya Herrera, donde según él, reafirmó su autoridad como comandante en jefe.
El evento tuvo una organización atípica para el centro de Medellín. A pesar de que La Alpujarra no es tradicionalmente usada para manifestaciones masivas, la Presidencia instaló cinco pantallas gigantes y varias carpas logísticas para facilitar la asistencia. La escultura Monumento a la Raza, que se encuentra en obras, dificultó la visión de muchos asistentes a la tarima principal.
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Hacia las 2:00 p.m., buses especiales comenzaron a llegar por la calle San Juan, transportando simpatizantes desde barrios de Medellín y municipios como Chigorodó. Videos y testimonios recopilados por medios locales muestran cómo algunas personas aseguraron no saber que iban a un evento político. "Nos dijeron que era una actividad comunitaria", afirmó una trabajadora de la Comuna 13.
Durante la jornada, que se extendió por más de seis horas, se entregaron refrigerios y almuerzos. En la escalinata de entrada a la Alcaldía se instalaron carpas donde se repartieron paquetes de papas, manzanas, refrescos, galletas y chocolate. Las comunidades indígenas también hicieron presencia, muchas de ellas sentadas en el suelo junto a niños pequeños.
Las críticas al evento no se hicieron esperar. El alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, lo calificó como “una amenaza”, mientras que el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, lo consideró “una afrenta” institucional. Ambos funcionarios han sido señalados por el presidente como opositores a sus reformas y, durante el evento, varios miembros del gabinete repitieron esa narrativa.
El mitin fue respaldado por el ministro del Interior, Armando Benedetti; el ministro de Trabajo, Antonio Sanguino; el ministro de Minas, Edwin Palma; el ministro de Educación, Daniel Rojas; y el ministro de Justicia, Eduardo Montealegre. También participaron congresistas del Pacto Histórico como Isabel Zuleta, Álex Flórez y Alejandro Toro, este último aprovechó para exhibir su imagen junto a la del Presidente en vallas instaladas en el lugar.
Llamó la atención la reaparición del exalcalde de Medellín, Daniel Quintero, quien no participaba en actos públicos desde que fue vinculado a una investigación por presuntas irregularidades en la empresa Aguas Vivas. Su presencia en la tarima fue vista como una señal de respaldo político.
El mitin se realizó una semana después de la Marcha del Silencio, que tuvo alta participación en Medellín. En esa ocasión, miles de personas salieron a las calles para rechazar el atentado contra el senador Miguel Uribe y expresar su inconformidad con el Gobierno. Esa movilización, según algunos analistas, motivó la elección del lugar y el tono confrontativo del evento del sábado.
