Colombia. El Gobierno nacional decretó un incremento del 23% en el salario mínimo legal mensual vigente para 2026, una decisión que redefine el piso de ingresos laborales en el país y marca el ajuste más alto en términos nominales de los últimos años.
El nuevo salario mínimo base quedó fijado en 1.750.905 pesos, mientras que el auxilio de transporte se estableció en 249.095 pesos, para un ingreso total mensual de 2.000.000 de pesos. La medida entrará en vigencia a partir del 1 de enero de 2026 y fue anunciada en alocución presidencial la noche del 29 de diciembre, luego de que fracasara la Mesa de Concertación Salarial.
El ajuste fue adoptado por decreto, mecanismo contemplado en la Ley 278 de 1996 cuando no se alcanza consenso entre trabajadores, empresarios y Gobierno. La mesa tripartita cerró sin acuerdo el 15 de diciembre, tras evidenciarse una amplia brecha entre las propuestas de las partes.
Un aumento por encima de inflación y productividad
El incremento del 23% se sitúa muy por encima de los principales indicadores económicos utilizados tradicionalmente como referencia para la negociación salarial. La inflación acumulada a noviembre de 2025 se ubicó en 5,3%, mientras que la productividad total de factores fue estimada en 0,91%. En conjunto, estas variables sugerían un margen técnico inferior al finalmente decretado.
En términos nominales, el aumento representa 376.500 pesos adicionales frente al ingreso total vigente en 2025, que era de 1.623.500 pesos, suma compuesta por un salario base de 1.423.500 pesos y un auxilio de transporte de 200.000 pesos. La variación implica un salto significativo en el ingreso disponible de los trabajadores que devengan el mínimo.
Desde el Ejecutivo, el ajuste fue presentado como parte de una política de recuperación del salario real y como respuesta a los efectos acumulados de la inflación en los últimos años. El Gobierno introdujo el concepto de “salario mínimo vital”, con el que busca garantizar un nivel de ingresos que cubra las necesidades básicas del trabajador y su núcleo familiar.
Fracaso de la concertación y decisión unilateral
Durante diciembre, la Mesa de Concertación Salarial evidenció posiciones encontradas. Los sindicatos plantearon incrementos superiores al 15%, con algunas propuestas que se acercaban al 18%, mientras que los gremios empresariales propusieron un ajuste del 7,21%, calculado a partir de inflación, productividad y un componente adicional marginal.
El Gobierno, a través del Ministerio del Trabajo, puso inicialmente sobre la mesa un aumento del 11%, cifra que tampoco logró conciliar las posiciones. La falta de acuerdo activó la potestad legal del Ejecutivo para fijar el salario por decreto antes del 30 de diciembre.
Aunque al cierre de esta edición el decreto no había sido publicado oficialmente, el anuncio presidencial se considera vinculante y cumple con los plazos legales establecidos. Las diferencias menores en cifras reportadas inicialmente por distintos medios fueron atribuidas a ajustes de redondeo en el salario base y el auxilio.
Impacto económico y efectos colaterales
El aumento del salario mínimo tiene efectos que trascienden el ingreso directo de los trabajadores. En Colombia, múltiples variables económicas están indexadas al salario mínimo, entre ellas pensiones, multas, tarifas administrativas y algunos contratos. En consecuencia, el ajuste del 23% tendrá un impacto transversal en distintos rubros del gasto público y privado.
En el caso de las pensiones que se liquidan con base en el salario mínimo, el incremento será automático y en la misma proporción, lo que presiona el gasto del sistema pensional. De igual forma, aumentarán sanciones y pagos cuyo valor está atado a esta referencia.
Para el sector empresarial, especialmente en actividades intensivas en mano de obra, el aumento implica un alza directa en los costos laborales. El Gobierno ha insistido en que este mayor costo no debe trasladarse a los precios al consumidor y que debe ser compensado mediante aumentos en productividad y volumen de ventas.
Comparativo histórico reciente
Con el ajuste para 2026, el salario mínimo completa una secuencia de incrementos elevados durante los últimos años. En 2023 el aumento fue del 16%, en 2024 del 12,07% y en 2025 del 9,54%. La suma de estos ajustes, según cifras oficiales, habría permitido una recuperación del salario real frente a periodos anteriores.
En contraste, durante el periodo 2019-2022 el Gobierno actual ha señalado que el salario mínimo registró una variación real negativa, afectado por incrementos inferiores a la inflación. El Ejecutivo utiliza este comparativo como argumento central para sustentar el giro en la política salarial.
Consumo, empleo y expectativas
Uno de los principales debates que abre el incremento del 23% es su impacto sobre el empleo y la inflación en 2026. Desde el Gobierno se sostiene que un mayor ingreso disponible fortalece el consumo interno y dinamiza la economía, lo que a su vez puede traducirse en mayor demanda laboral.
Analistas y gremios empresariales, por su parte, han advertido históricamente que aumentos elevados del salario mínimo pueden afectar la contratación formal, en especial en pequeñas y medianas empresas. Este debate vuelve a instalarse con fuerza de cara al nuevo año.
Con una economía que cerraría 2025 con un crecimiento estimado entre 2,6% y 2,9%, el comportamiento del empleo, los precios y el consumo será clave para evaluar el impacto real de la medida. El Gobierno ha anunciado que hará seguimiento a las variables económicas durante 2026 para monitorear los efectos del ajuste salarial.
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