Barranquilla – El proyecto para instalar un centro de mantenimiento, reparación y revisión de aeronaves (MRO) en el aeropuerto Ernesto Cortissoz avanzó un nuevo tramo tras la reunión del alcalde Alejandro Char con la firma inversora Seabury Capital Management (SCM) y SGI Aviation en Nueva York. El mandatario distrital aseguró que la iniciativa “está cada vez más cerca” de concretarse, resaltando que la ubicación, el clima y el talento local han despertado interés entre los inversionistas.
Inversión con proyección internacional
El centro MRO busca consolidar a Barranquilla como un nodo estratégico de servicios aeronáuticos en el Caribe. Según explicó Char en su declaración pública, la ciudad ofrece condiciones que la posicionan como opción competitiva: costos operativos relativamente bajos frente a otros mercados, capital humano en formación y cercanía con rutas aéreas internacionales. El mandatario sostuvo que este tipo de infraestructura puede atraer aerolíneas que prefieran realizar mantenimiento de flota en la región en lugar de enviarla a otros países.
El plan no solo se orienta al mantenimiento de aeronaves comerciales, también contempla la transferencia de tecnología certificada bajo los estándares de la Administración Federal de Aviación (FAA) y la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA). Estos avales permitirían que el aeropuerto Ernesto Cortissoz se convierta en centro autorizado para recibir aeronaves de gran tamaño y largo alcance.
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Las proyecciones iniciales estiman la creación de más de 500 empleos directos y 1.500 indirectos en sectores asociados. Además, se prevé que la infraestructura impulse negocios de logística, servicios hospitalarios, manufactura, tecnología y educación. “Este logro traerá para Barranquilla la generación de empleos bien remunerados, crecimiento de negocios locales y la llegada de más aerolíneas”, señaló Char en su mensaje compartido en la red social X tras la reunión.
El impacto en la economía local se explica por la magnitud de los servicios que prestan los centros MRO: reparaciones mayores, revisiones estructurales y procesos de modernización tecnológica. Cada aeronave atendida genera una cadena de proveedores, desde repuestos hasta servicios especializados de ingeniería, lo que multiplica el efecto en los negocios regionales.
La propuesta también incluye la creación de una escuela de formación para mecánicos de aviación, con el objetivo de abastecer la demanda técnica y garantizar personal calificado a mediano y largo plazo. Esta iniciativa se conecta con un acuerdo internacional firmado en marzo por el mismo alcalde, que busca potenciar el desarrollo económico y educativo de la ciudad y la región Caribe.
Conectividad y ventajas del Cortissoz
El aeropuerto Ernesto Cortissoz ya muestra cifras que lo destacan en el mapa aéreo colombiano. Cuenta con 189 frecuencias semanales a las principales ciudades del país y vuelos directos a destinos internacionales como Panamá, Miami, Curazao y Fort Lauderdale. En términos de carga, se posiciona como el cuarto aeropuerto de Colombia por volumen movilizado.
La infraestructura actual incluye una pista con dimensiones suficientes para recibir aeronaves de gran tamaño, lo que amplía la posibilidad de convertirlo en un nodo para vuelos de larga distancia. A esto se suman 17 posiciones de parqueo para aeronaves, el doble de la capacidad disponible en Santa Marta y Cartagena. Esta combinación de conectividad y capacidad física fortalece la apuesta de atraer inversión extranjera en el sector aeronáutico.
El análisis de los beneficios resalta la cercanía de Barranquilla con el hub de las Américas en Panamá, a tan solo una hora de vuelo, y con Miami, a tres horas. Estos factores hacen viable la operación de mantenimiento regional con acceso a mercados clave de pasajeros y carga.
H2 Fases del proyecto
El desarrollo de la iniciativa contempla dos fases. La primera se centra en estudios de viabilidad: análisis de la demanda educativa para formar personal técnico, proyección de costos y determinación de la localización más adecuada dentro del aeropuerto. La segunda fase apunta a definir esquemas legales y financieros en coordinación con autoridades locales, nacionales y los socios privados.
Este enfoque metodológico busca garantizar que la inversión sea sostenible en el tiempo. En experiencias previas de otros aeropuertos de la región, la planeación de largo plazo ha sido un factor clave para atraer aerolíneas y consolidar operaciones de mantenimiento. En el caso del Cortissoz, las autoridades municipales subrayan que la hoja de ruta permitirá alinear a la ciudad con estándares internacionales.
Más allá de la visión técnica, el avance del MRO refleja una apuesta por diversificar la economía barranquillera. Tradicionalmente centrada en comercio y servicios, la ciudad busca expandir su base productiva hacia sectores de mayor valor agregado como la aviación. La posibilidad de convertirse en referente regional de mantenimiento aeronáutico representa un cambio en la manera en que Barranquilla participa en las cadenas globales.
El seguimiento de este proyecto será decisivo para determinar si la capital del Atlántico logra consolidarse como destino de inversión aeronáutica en América Latina. Por ahora, el interés de firmas internacionales y los acuerdos en curso muestran un camino abierto hacia esa meta.